El Venadito de Cola Blanca
“Un día caminaba por la pradera, un hermoso venado de cola blanca, cuando de pronto divisó un pequeño pueblo. Se llenó de alegría al ver y escuchar lo que allí pasaba, pues parecía que estaban de fiesta. Los cohetes de vara y ametralladoras lo anunciaban. La bulla de parlantes y tambores resonaban por aquella pradera. Muy contento quiso dirigirse hacia aquel pueblito, pero un pensamiento cruzó por su mente y lo detuvo, recordó los consejos que siempre le daban sus padres desde que era un siervo.
-¡Ah!, no debo ir, es la fiesta de los humanos y si me miran, de seguro me matarán.
Muy triste, decidió continuar su camino. Un conejito que se encontraba cerca del lugar, observó la tristeza del venadito cola blanca.
-¡Oye!, no te pongas triste, le sugirió al venadito. Mejor disfruta de esta pradera, acaso, ¿no sientes la inmensa libertad que aquí se vive? El aire, las flores, los árboles, la hierba, las quebradas y demás animales, pueden ser tu mejor compañía. ¡Disfrútala, es tu realidad! No arriesgues tu momento.
El venadito cola blanca, agradeció y comprendió el consejo de su amigo el conejo y decidió olvidarse de aquella intención, para continuar con su rutina natural, y se perdió en el bosque, saltando y corriendo buscando su historia.
-¡Qué bonita historia!
-¿Te gustó?, bueno entonces prepárate para escuchar todas las historias, cuentos, y vivencias que me han sucedido en mi familia, en mi escuela y en la sociedad misma.
El sapito pelota
-“Esta es la historia de un sapito que nació tan panzón, que cuando daba brinquitos, rebotaba, ping pong, ping, pong,…”
El arcoíris tristón
Y así se discutían durante mucho tiempo. Un día apareció un enjambre de abejitas que con ruidosa presencia, traían un cargamento de partículas de polen y las diseminaron en todos los valles, ciudades, ríos y montañas.
Cuando el señor sol se despertó por la mañana, tuvo una sorpresa enorme. Todo el paisaje estaba lleno de hermosas flores de muchos colores, el arcoíris tristón, también se emocionó, pues había sufrido una fantástica metamorfosis. Los colores de las flores se habían impregnado en él, a través del vapor que sube por las mañanas hacia los cielos.
Desde entonces, cuentan que cuando cayó la primera tormenta del invierno, los ríos y quebradas, llevaron los colores a todo el orbe terrestre para que así dejaran los humanos de estar peleando, y asì surgiò lo bello y fantástico de nuestra creaciòn que se hallaba escondido.
No llores mi niña
-Uñaaa, uñaaa, uñaaa,
Esta era una niña llamada Cecy. Cada vez que la visitaba su primito Manuel, resultaba llorona, tan llorona, pues su primito Manuel siempre la suladaba aruñando como gato, su blanca piel. ¡Qué tiernas caricias, verdad!
Sol vagabundo
-Dicen que un día, el sol de Jutiapa decidió irse de paseo al lago de Atitlán, y esperó la noche para invitar a la hermosa luna llena de Xelajú, para hacer mas tibia y hermosa la fiesta, y cuentan que cuando acariciaba a la luna, el lucero Alfa la miraba con recelo, y ella se sonrojaba de vergüenza, mientras la fogata del volcán de fuego les acobijaba sin cesar.
El rio profeta
-Una noche, mientras dormía mi gato Spaiwar en el sofá de la sala, un pícaro ratón le hizo nudo a sus bigotes, desde entonces, lo venadea para devorarlo.
Esta es la historia de una muñeca vestida de tul, que envejeció dentro de un baúl, nadie volvió a jugar con ella. Pero un día, unas manos angelicales la tomaron y se la llevaron a la radio maratón del juguete en una noche de navidad. Ahora vive feliz allá en la montaña, al lado de una tierna niña rural.
Mi lápiz chiquito
-Dicen que mi lápiz es muy grande, pero yo les digo que pronto será chiquito, y no me lo quieren creer.
-¡No, niña!, todos nacemos, y nos hacemos grande.
Y desde hoy escribo con lápiz chiquito, para tener siempre uno grande.
Un libro lleno de quejas
Él insiste que no lo quiero, pero eso es mentira, yo siempre lo leo.
Hoy amaneció llorando, pues insiste en que no lo quiero, pero eso es mentira; siempre a la escuela, lo llevo.
-¿Qué mas quiere, pues?
-Y los demás…
-¡Mami! Lávame las manos, que quiero comer bananos,
-lávame la boca, que ya acabé mi sopa.
- Limpia la mesa, que ya me comí las fresas.
-lávame la boca, que ya acabé mi sopa.
- Limpia la mesa, que ya me comí las fresas.
-Arrúllame en tus brazos, y lléname de besos, y
llama a mi papi, que quiero escuchar sus cuentos.
llama a mi papi, que quiero escuchar sus cuentos.
-Buenas noches Diosito, quiero pedirte un favorcito,
bendice a mis padres y a mis hermanitos,
a mis tíos y tías y a mis abuelitos,
¡y a todos los que amo!, mis dulces besitos.
-Cuídanos de noche y día
en nuestro duro caminar
-y no te olvides de nosotros,
para que haya siempre paz. Amén.
-...Zzzzzzz.
bendice a mis padres y a mis hermanitos,
a mis tíos y tías y a mis abuelitos,
¡y a todos los que amo!, mis dulces besitos.
-Cuídanos de noche y día
en nuestro duro caminar
-y no te olvides de nosotros,
para que haya siempre paz. Amén.
-...Zzzzzzz.
-¡Al fin, se durmió mi hermanito!
-Cuentan que un día nació una rosita y creció tan rápido que se vio solita; pero pronto aparecieron: los pajaritos, las mariposas, los gorriones y las abejitas, y dejó abierta su sonrisa, jugando a la ronda con sus visitas..
-Hoy por lo mañana, al levantarme me asusté mucho, pues no veía a mi mamita, pues ella, siempre está lavando, planchando, costurando, cocinando, barriendo, llorando, cantando y hasta bailando.
Pero, ¡qué sorpresa!; mi papi estaba allí, haciendo el oficio de mi mami. Pero me puse triste, porque pensé que ella se había marchado, o tal vez se había enfermado.
-¡Que alegría! Mi mamita estaba allí, recostada en el sillón de mi papi, leyendo una emocionante historia, de mi libro de lecturas, mientras degustaba un rico café con leche, y una rica quesadilla.
Mi maestra
-Ella siempre llega temprano, es muy educada, y siempre está contenta. Saluda a mi papito, a mi mamita, también a mi hermanito. Y cuando lo hace, parece que los labios se le estiran mucho hacia las orejas. Sus ojos son tan hermosos, llenos de ternura y bondad.
Mi mami dice que así son las maestras. Por eso, siempre quiero ir a la escuela, porque deseo verla. Ella me quiere como mamá lo hace conmigo.
-¡Ah! También me enseña a deletrear muchas palabras, me enseña canciones bonitas, jugamos rondas, y nos pone a dibujar lo que nosotros queramos.
Cuando ella está, mi aula de trabajo, siempre está llena de alegría y color.
¡Gracias, maestra! Cuando sea grande, quiero ser como tú.
Mi abuela
-¡Sabes!, mi abuela es extraordinaria, siempre pasa contándome historias fascinantes. Hoy, cuando volví de la escuela, la encontré sentada en su viejo sillón, costurando una manta.
-Abuela, ¿Para quién es esa manta?
-Shhhh…¡Cállate! No hables en voz alta, que puede oírte tu mamita. Le estoy haciendo su regalo, pues mañana es su cumpleaños, y no tengo que darle.
-¡Ah! ¡Qué hermosa, te va quedando!
Yo quiero mucho a mi abuela, pues ella también me quiere a mí y a mis hermanitos. Nunca nos pega ni nos regaña, siempre está guardando cositas para nosotros: dulcitos, galletas y frutas. Espero que nunca se muera. Aunque mi mamita nos cuenta que todos tenemos que morir, al llegar a esta etapa de la vida.
Erase un verano
Cuenta la historia que un día el verano se quejó con Dios, porque ya estaba cansado de estar reseco, y que no soportaba ver que por su culpa, se estaban quemando las montañas y secando los ríos.
Dios, muy bueno como siempre, le aconsejó que no tuviera pena, pues eso dependía mucho de los seres humanos, y no de él.
Pollitos desobedientes
Un día salieron a pasear los pollitos desobedientes, sin permiso de su mamá gallina. Quisieron descubrir el mundo que les rodeaba, sin saber del peligro que corrían. En su alegría estaban, cuando:
-¡Zas!, el gavilán pollero sucumbió, llevándose a dos de ellos.
-¡Pio, pio, pio!, decían asustados, llamando a mamá gallina, quien al verlos, corrió en su auxilio, pero nada pudo hacerse, los pollitos desobedientes, perdieron otra vez, a dos de sus hermanitos queridos.
Desde ahora, siempre caminan bajo las alas de mamá gallina.
Dedos callejeros
Esta es la historia de unos dedos mugrientos y apestosos, que vivían en los pies de un niño que nunca se bañaba y ni se preocupaba. Razón tenía, pues carecía de casa, hermanos,i familia, comida, de todo, y su quehacer diario era caminar por las calles buscando su sustento diario en toneles llenos de basura, recogiendo migajas de comida por doquier.
Pero, sus dedos eran felices al saber, que todavía tenían movimiento.
Pero un día, dejaron de moverse, el niño se había ido para siempre, su mirada quedó fija en el firmamento, con sus manos cruzadas, muy cerquita del pecho. Ahora caminaba hacia ese lugar donde no existe la indiferencia. Sus dedos están felices, son tan blancos y puros y pisan lo suave de las nubes. Acompáñele tú, virgen santa.
Flor mañanera
Era una florecita tan pícara y risueña, que cuando se despertaba por las mañanas, dicen que abría sus brazos para abrazar el cielo.
Cuando el sol alzaba vuelo en lo alto de las montañas, un pícaro gorrión se le acercaba para coquetearla y besarla con anhelo, robándole suspiros, saber a caramelos.
Pero un día amaneció triste, pues sus pétalos comenzaron a caerse, advirtiéndole que pronto moriría. Pero una mañana, le sonrió un abnegado pajarito que la cortó para llevársela volando hacia el país de la primavera, en las altas montañas de las verapaces.
Y dicen que no murió…como un corazón blanco de nuestra patria Guatemala, en las montañas se quedó.
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Dulce abejita
Katty, es una abejita muy buena, pero hay que tener mucho cuidado, cuando está enojada y de mal humor.
¡Ay, de aquel que intenta tocarla!, sentirá de inmediato, su aguijón.
Pero es tan tierna y dulce con las flores y sembradora de color, donde quiera que pasa, deja su buen sabor. ¿Sabes? Le dicen: "la jardinera del amor, perfume de la primavera".
-mmmmmmmmmmm…
Las flores se mecen al compás del sonido de sus alas inquietas, que se mueven a una velocidad fantástica.
Katty, es una abejita muy buena, endulza también el corazón de aquellos que viven congojados por tanta maldad e injusticias.
Dicen que el secreto de su dulzura está en que todos los días se baña con el rocío de las flores en las frescas mañanas del verano.
¿Verdad, Katy?...
Los insectos de la noche
Cuentan que la noche nunca está sola. Al marcharse el día, sus habitantes la alegran con su compañía. Aparecen de inmediato, las luciérnagas, que la iluminan como estrellas. Los grillos con sus incansables melodías adormecen la campiña, acompañadas con el croar de las ranas y el sonido grave del búho, las plagas de zancudos se asemejan al bullicio vehicular: Luego aparecen por los cielos, los ágiles murciélagos que como expertos aviones de combate, zigzagean en el oscuro espacio, y afanosos buscan las ricas frutas del campo. Salen las comadrejas, también los tacuacines, los conejitos y algunos tepezcuintles.
Cuando aparece la luna, la pradera se llena de alegrìa, todo parece un sueño, pero es real.
Y cuando aparece la aurora avisando a todo mundo que ya llegó la hora. Todos vuelan, corren y se alborotan buscando sus hogares, para reposar durante el dìa.
Los insectos de la noche buscan sus escondites para no ser comidos por las aves, pues eso lo han aprendido de las palabras sabias de sus padres.
¡Que hermoso será, el mundo de la noche!
Mi camita
Es tan suave y tan cómoda, con sus cuatro patitas, siempre está dispuesta a brindarme sus delicias.
Me transportan de inmediato, hacia el mundo de los sueños, mientras una suave brisa, me arrulla, cuando duermo.
Por las mañanas me abraza, en sus últimos momentos, porque un reloj tempranero, me mantiene muy despierto.
Después que me levanto, arreglo mi camita, pues así me ha enseñado, mi querida mamita.
Es la hora de la escuela, debo preparar mis cuadernos, degustar del desayuno, y cepillarme los dientes, darle un beso a mis papitos, e irme a la escuelita, alegremente.
¡Ahhh!, ya llegó la noche, nuevamente debo ir a mi camita, pero antes, debo rezar.
Un olvido inesperado.
Hoy fui con mis papitos a un día de campo: a disfrutar del viento y a contemplar los pájaros.
Me preocupé un poco, al ver a mis papitos discutiendo el olvido de la cantimplora, donde yacía fresca, el vital líquido, que si nos falta, la sed, nos agobia.
Se culpaban uno al otro, sin mirarme siquiera, después de un ratito me acerqué, para que me vieran.
Tomé la cantimplora y les ofrecí un traguito, pues pensé que querían, probar un poquito.
Que vergüenza pusieron, al ver lo que les daba, pues si hubieran dejado de pelear, se habrían fijado, que yo la cargaba.
-¡Que problema con el agua!, la verdad, es que el sol arremetía fuerte, y la garganta se secaba.
Desde ahora, he comprendido la importancia que tiene el agua, y trato de que no se desperdicie, en mi casita, por nada.
-¡Cuidemos, el agua!
El Niñito Contador
Aurelio, es un niño muy inteligente, desde que se levanta por las mañanas, inicia contando cosas. Cuenta de todo: chistes, historias, anécdotas, leyendas; también cuenta las casas, las calles, las personas, los animales, los trastos de la cocina, las camas, su ropa, los días, los pajaritos, los niños de la escuela, los libros, los útiles escolares, las ventanas y hasta el los días que faltan para su cumpleaños. Un día descubrió que tenía pocos dientes y que su papá tenía mas y se asustó porque pensó que se le habían perdido.
Su papi dice que será un gran matemático, pues siempre anda correteando a los números, con quienes juega a la suma, resta, multiplicación y la división, aunque a veces se enreda en la raíz cuadrada.
Siempre que juega con sus amiguitos, le gusta ser el primero, pues sabe muy bien que significado tiene ese orden. Siempre anda con su cuaderno de notas, pues allí escribe todos sus cálculos matemáticos.
Aurelio me cuenta que cuando sea grande quiere ser un comerciante como su papá, por eso desde niño quiere ir aprendiendo, para ser un buen trabajador y ganarse honestamente la vida.
Yo admiro mucho a Aurelio, es un niño muy formal en todas sus acciones, nunca bromea cuando habla del estudio. Pero le gusta compartir, jugar, cantar, reír, brincar, saltar, apostar, y desde luego, también le gusta ganar.
Participa en casi todas las actividades de su escuela. Siempre está dispuesto a colaborar.
La Basura:
Cuenta la historia que un día un viejito que caminaba por la acera, se paró en una cáscara de banano. Imagínense ustedes, que golpe el que llevó. Todas las personas que por allí pasaba, corrieron a levantarlo. Gracias a Dios no hubo grandes consecuencias.
Desde entonces, el viejito ha construido bastantes basureros de cartón, plásticos y otros materiales, con el propósito de colocarlos en todas las esquinas de las calles donde pasa la gente, para que ésta no tire basura en la calle y mejor la deposite en los basureros.
Dice el viejito que todos debemos velar porque nuestro pueblo no se ensucie de basura, porque esto le da un aspecto muy feo.
Todos los días visita las escuelas, con el fin de contarles a los niños lo que le sucedió. También sugirió que hablaran con sus padres, para que ellos también colaboraran con mantener limpia la escuela.
Y así toda la escuela se verá hermosa y limpia.
Desde entonces, los niños y niñas de la escuela, se volvieron enemigos de la basura.
¡No tiremos basura! ¡Cuidemos nuestra escuela y nuestra comunidad!
Virginia es una niña muy inquieta, siempre anda pendiente de su celular. En la mañana, en el día y en la noche, ella no descansa sus ojos. Como una seguridad de almacén, está siempre pendiente al deslumbrar constante del celular.
Andrea me preocupa mucho, pues prácticamente se ha hecho esclava de un insignificante aparato de comunicación. No disfruta de las cosas hermosas que tiene a su alrededor, para ella eso ya no existe, pues su mejor ambiente es el celular. Su papá le ha llamado mucho la atención, pero ella no hace caso. Realmente es un caso perdido. A veces pienso que un día terminará loca o extraviada, sino controla esa emoción absurda de vivir con el celular. Para ella lo es todo, su amigo, su casa, su comida, sus canciones, sus mejores momentos. Dios se ha quedado lejos, solo viendo, ¿Qué será de esta pobre niña? Nadie puede controlarla, se ha robotizado. ¡Pobre Virginia!
Hoy quiero contarles un poco sobre la vieja olla de cocer frijoles. Ayer mi mamá la convirtió una preciosa maceta. Al principio me puse triste, pues la olla ha venido sirviendo a toda la familia desde hace muchos años. Allí cocimos frijoles, caldo de pollo, ponches, plátanos en leche y otras cosas más. En verdad, la olla ha sido muy servicial. Pero últimamente estaba funcionando mal. Dice mi mamá que se debía a que ya era muy vieja y los empaques ya no servían, a pesar de que le compraron muchos; pero nada de eso funcionó.
-Mami, ¿Por qué hiciste maceta a la olla?
-Umm…La verdad, me dio lástima tirarla a la basura, ya que ella ha sido como parte de la familia, y de algún modo habría que dejarla con nosotros, y que mejor forma que convertirla en una linda maceta para poderla apreciar siempre.
-¿no crees, mi’ja?
-Si, mamí, creo que se ve mejor.
Dice mi mami que ayer, mi papi trajo una olla nueva, recién salida de la agencia. Como esa olla, también vino, la que hoy se dedicará a guardar unas hermosas plantas. ¡Que curioso! en este mundo, todo sirve.
Gracias a mis papis, porque siempre aman las cosas de la casa, especialmente nos quiere mucho a nosotros sus hijos.
-¡Mami, mami!, se queman los frijoles!...
-¡Hijuela!...